El Covid-19, más conocido como coronavirus, ha llegado a nuestras vidas para trastocarlo absolutamente todo. Se ha extendido por el mundo entero hasta convertirse en una pandemia, obligándonos a renunciar a muchas cosas y a cambiar de hábitos, al menos durante un tiempo.
Los virus y las pandemias, que no entienden de fechas especiales, pueden llevarse por delante acontecimientos de especial relevancia. Esto es precisamente lo que ha pasado con la Semana Santa, cancelada en todos los rincones del país por causa de fuerza mayor. Tomar esta decisión no ha sido fácil para nadie. Cientos de cofradías y hermandades de toda España están desoladas por no poder salir a las calles este año. Este 2020 no se verán en las calles ninguna de las tradiciones curiosas que en Semana Santa se dan en varios puntos del país, ni podremos viajar a conocer cómo se vive la Pascua fuera de nuestras ciudades.
La decisión es sin duda dolorosa, pero responde a las recomendaciones de las autoridades sanitarias. De dichas recomendaciones se ha hecho eco la Conferencia Episcopal, la institución integrada por todos los obispos y diócesis de España. Desde la citada institución han dicho que «las procesiones han de suprimmirse«. Han llamado a los fieles a vivir la Cuaresma y la Semana Santa de una manera nueva debido a las circunstancias, ejercitando su creatividad pastoral. Todo ello, con el fin de cuidar de un bien mayor: la vida.
La suspensión de la Semana Santa supone un hecho histórico del que solo encontramos un precedente en la era moderna. En 1933, durante la Segunda República, varias ciudades suspendieron su Semana Santa debido al clima de inseguridad al que se enfrentaban los cofrades. Han tenido que pasar algo más de 80 años para que otro evento, totalmente imprevisto y de grandes proporciones, haya impedido a los nazarenos acompañar a los pasos que levantan los braceros al ritmo de las marchas que tocan las bandas.
No será hasta 2021, concretamente entre el 28 de marzo y el 4 de abril, cuando gracias al esfuerzo de todos el coronavirus no será más que un recuerdo lejano. Entonces, nuestras calles volverán a llenarse de cofrades, de pasos, manolas y cientos de miles de devotos. Tenemos que esperar hasta la próxima primavera para que el sonido de los tambores y las cornetas ponga banda sonora a nuestras calles, que volverán a llenarse de olor a incienso.
Aunque tenagmos que esperar un año, en La Tienda de la Semana Santa sabemos que la procesión va por dentro y que quien vive la Semana Santa de verdad tiene claro que esta dura todo el año. En cuanto queramos darnos cuenta, estaremos en las calles celebrando la que sin duda es la mejor semana del año.
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